Presentación de documentos condenatorios
Puse los documentos condenatorios sobre la mesa, las pruebas innegables de su traición y manipulación mirándola fijamente. Echó un vistazo a los papeles y su calma exterior empezó a desmoronarse. “¿Cómo los has conseguido?”, espetó, cogiendo los documentos como si pudiera borrar la verdad. Los retiré, sujetándolos con fuerza. “Eso no importa -repliqué, con voz firme-. “Lo que importa es que se han descubierto tus mentiras y ya no hay salida” Se le fue el color de la cara al darse cuenta de la gravedad de la situación, su pánico era palpable.

Presentación de documentos condenatorios
Su fachada se derrumbó
Su fachada se hizo añicos y buscó a tientas una forma de recuperar el control. “Esto es un malentendido”, balbuceó, pero su voz carecía de su confianza habitual. “No lo entiendes” Me mantuve firme, con la voz firme. “Lo entiendo perfectamente -respondí, mirándola a los ojos. “Traicionaste a tu propia familia por codicia y rencor” Titubeó, y su arrogancia se transformó en miedo al asimilar el peso de sus actos. Finalmente preguntó, con voz apenas susurrante: “¿Qué quieres?”

Su fachada se derrumbó

