Un puzzle sin piezas
Mientras debatían las enigmáticas palabras de los desconocidos, la frustración de Erika y Mark iba en aumento. Se sentían como si estuvieran montando un puzzle incompleto, en el que cada nueva pista sólo conducía a más incertidumbre. Mark se paseaba inquieto por la habitación, con la mente llena de pensamientos, mientras Erika estaba sentada a la mesa, aferrada a una taza de café frío, ambos abrumados por la complejidad y el misterio que rodeaban al sumidero.

Un puzzle sin piezas
El misterio del sumidero
Al final del día, los Johnson estaban tumbados en la cama, mirando al techo, sumidos en sus pensamientos. El enigma del sumidero, ahora envuelto en secretos y motivos oscuros, ocupaba sus mentes inquietas. En la oscuridad, murmuraban sobre los sucesos, pero ninguna explicación parecía satisfactoria. Les costaba conciliar el sueño, atormentados por una persistente sensación de incertidumbre y la impresión de que aún estaban lejos de comprender toda la verdad.

El misterio del sumidero