Recepcionista aturdida
La recepcionista, que acababa de entrar en la habitación, se detuvo de repente en la puerta, con los ojos muy abiertos por la sorpresa. “¡Señor Davis!”, exclamó, incrédula. El director ni siquiera se dignó a mirarla, concentrado únicamente en Hannah. Su total indiferencia hacia la recepcionista añadió una capa más de tensión al aire, que parecía hacerse cada vez más pesado, cargado de palabras no dichas y miradas cargadas.

Recepcionista atónita
Instrucciones de Hannah
Hannah, con voz firme, ordenó a la recepcionista que se llevara a Lena fuera, pues consideraba que la conversación era demasiado intensa para su hija. “Rachel, por favor, lleva a Lena fuera”, dijo sin apartar los ojos del señor Davis. Rachel, asintiendo rápidamente, se acercó a Lena con una sonrisa tranquilizadora. “Ven, cariño”, le dijo suavemente, mientras la guiaba hacia la puerta. Lena vaciló un momento, mirando a su madre, pero la expresión de Hannah era decidida y libre de dudas, dejando poco margen para la discusión.

Instrucciones de Hannah