Flechazo roto
Lena, aún conmocionada, bajó la mirada, intentando ocultar las lágrimas que amenazaban con deslizarse por sus mejillas. “No tenía ni idea de que fuera así”, murmuró, con la voz quebrada. Hannah la miró suavemente, acariciándole la cara. “Comprendo que todo esto te haya dolido”, respondió con calma. “A veces las cosas no son como las imaginamos, pero mi amor por ti nunca cambiará” La joven dejó escapar un sollozo, con la mente agitada, pero en el calor del abrazo de su madre empezó a sentirse algo más aliviada. “Gracias, mamá”, susurró, con voz más fuerte pero aún llena de incertidumbre.

Aplastamiento destrozado
Alivio y vergüenza
Hannah sonrió, acariciando el pelo de Lena con ternura. “Siempre, cariño. Siempre estaré aquí para ti, pase lo que pase” Lena, aunque seguía agitada, por fin se sintió aliviada, como si le hubieran quitado un enorme peso del corazón. “Ya no tengo que ocultar nada”, pensó, apretando la mano de su madre. Un silencio cómplice las envolvió, pero era un silencio que hablaba de confianza y de un vínculo que se estaba fortaleciendo. “No pasa nada, Lena”, susurró Hannah, “y juntas podemos enfrentarnos a cualquier cosa”

Alivio y vergüenza

