Invasión de la intimidad
Al caer la noche, Erika y Mark se sintieron cada vez más invadidos, como si su casa hubiera dejado de ser un refugio para convertirse en un escenario de constante escrutinio. La insistente presencia de desconocidos y periodistas les agotaba, exponiéndoles a una presión para la que no estaban preparados. Sentados en el salón con las cortinas cerradas, añoraban en silencio la intimidad y la tranquilidad que antes daban por sentadas.

Invasión de la intimidad
Secretos oídos
Mientras observaba el caos del exterior, Mark captó un fragmento de conversación que le hizo estremecerse. Dos figuras desconocidas estaban de pie junto al borde del sumidero, hablando en voz baja. “Esto no es un suceso natural”, dijo uno de ellos, lanzando miradas furtivas a su alrededor. La afirmación, aunque vaga, despertó un repentino destello de curiosidad en Mark. Intentó escuchar más, inclinándose ligeramente, pero las voces desaparecieron en el bullicio de la multitud.

Secretos oídos