El insulto del director
El director se rió entre dientes, lanzando una venenosa indirecta: “Quizá si dedicaras más tiempo a ser padre y menos a irrumpir en los despachos, Lena no tendría rabietas” Su tono estaba impregnado de condescendencia. Las palabras golpearon a Hannah como una bofetada en la cara, y sus ojos se abrieron de par en par mientras su rostro se teñía de un rojo que delataba una mezcla de vergüenza y enfado. Lena observaba, con la mirada entre su madre y el director, y el corazón le latía con fuerza a medida que aumentaba la tensión en la sala, haciendo que el aire fuera casi irrespirable.

El insulto del director
Tocó un nervio
El comentario del director le tocó la fibra sensible, hiriendo profundamente a Hannah y haciéndola estallar de rabia. “¿Cómo se atreve?”, siseó, con la voz temblorosa por la indignación. “No sabe nada de nosotros” La sonrisa del director no decayó ni un milímetro y, enarcando una ceja, replicó con aire casi burlón: “¿Tema delicado?” Las manos de Hannah se cerraron en puños sobre sus caderas, luchando por no explotar. Lena, completamente incómoda, dio un paso atrás, sintiendo el peso insoportable de aquel intercambio de palabras que la involucraba involuntariamente. La tensión en la habitación era ahora palpable, y cada silencio parecía cargado de amenazas tácitas.

Tocó un nervio expuesto