Basta de pensar
Lena se encogió de hombros y se acercó al mando a distancia, pero su madre lo agarró con firmeza antes de que pudiera tocarlo. “¡Ya estoy harta de tu actitud, Lena!”, soltó, liberando toda la frustración que había acumulado. Con un movimiento brusco, arrojó el mando a distancia al otro lado del sofá y agarró a Lena por la muñeca. “Vamos a llegar al fondo de esto. Ahora mismo”, dijo, con la voz tensa por la determinación.

Basta Ya De Su Manera De Pensar
Cavilaciones mecánicas
Hannah arrastró a Lena hasta el coche y las dos subieron, el silencio entre ellas espeso y pesado. Lena se acomodó con los brazos cruzados y las piernas apoyadas en la puerta, mirando con indiferencia el mundo que pasaba por la ventanilla mientras su madre seguía lamentándose de cómo había cambiado en las últimas semanas. “Ya no eres tú misma, Lena -suspiró por fin, lanzando una mirada preocupada a su hija. Lena percibió aquella preocupación, pero se negó a contestar, manteniendo su impenetrable silencio.

Rumiación mecánica