Dudas y posibilidades
Tras la llamada telefónica, la familia se reunió en silencio alrededor de la mesa de la cocina, cada uno perdido en sus propios pensamientos mientras digería la información. “¿Podría ser realmente obra del hombre?”, se preguntó Erika en voz alta, intentando aún encajar la idea. Los niños, normalmente distraídos, escuchaban atentamente mientras Mark explicaba lo mejor que podía la teoría del geólogo. Todos se mostraron escépticos -parecía algo sacado de una película-, pero la hipótesis planteaba una serie de inquietantes posibilidades. “No creo que sea probable, pero a estas alturas… ¿quién sabe?”, admitió finalmente Mark, con la voz cargada por la incertidumbre que llevaba días creciendo en su interior.

Dudas y posibilidades
En busca de respuestas
Al día siguiente, consumido por la curiosidad, Mark se sumergió en la investigación de socavones causados por actividades humanas. Pasó horas rastreando Internet, encontrando informes sobre antiguos túneles mineros, excavaciones clandestinas y sistemas de drenaje mal diseñados que habían causado hundimientos similares. Sin embargo, cuanto más leía, más dividido se sentía: cada artículo parecía apoyar y refutar a la vez la teoría del geólogo, sumiéndole en un estado de confuso escepticismo. Erika le observaba en silencio por encima del hombro, con los ojos fijos en la pantalla y la mente bullendo de preguntas. ¿Qué había realmente bajo su propiedad? Y, lo que era aún más inquietante, ¿quién lo había puesto allí?

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