Combustible para la determinación
La falta de apoyo de mis padres me dejó un poso de decepción. Pero con cada cancelación, mi determinación no hacía más que crecer: estaba decidida a hacer que el día de nuestra boda fuera inolvidable. Emma reconoció esta determinación en mí. “Conviértela en motivación”, me dijo amablemente, y su apoyo inquebrantable reforzó mi determinación. Juntas, concentramos esa energía en crear un día que fuera extraordinario en todos los sentidos. A pesar de su ausencia, mi determinación ardió con más fuerza, alimentada por la visión de una celebración que se caracterizaría por el amor, la alegría y una sutil sensación de reivindicación.

Combustible para la determinación
Tensiones crecientes
A medida que se acercaba el día de la boda, aumentaba la presión. De repente, los pequeños detalles parecían grandes obstáculos. “La tarta es demasiado pequeña o el plan de asientos es un desastre”, se quejaba Tom durante la cena, pasándose la mano por el pelo en señal de frustración. Pero con cada contratiempo encontrábamos un motivo para reírnos. “Hemos llegado hasta aquí, lo conseguiremos”, le dije, poniéndole una mano tranquilizadora en el brazo. Juntos, afrontamos cada reto con determinación y nos centramos en lo que era realmente importante: vivir el gran día, codo con codo.

Tensiones crecientes